Los niños han muerto
- Robs
- 4 ene 2024
- 3 Min. de lectura
No importa qué suceda el resto del año, lo que produjo la lista de Epstein (o lo que reveló, más bien) es lo peor que podía pasar.
Creía hasta ayer que la línea de lo sensible la habíamos trazado en la niñez. Que el mundo ignoraba la violencia y la maldad hasta que un niño era la víctima. Que si le pasa al adulto da igual, pero si le pasa a un niño duele. Me desubica un montón sentir que ya ni eso.
Me voy a desviar para volver al tema: crecer en Colombia es ver a diario el desprecio por la vida. Un hombre mata a otro hombre, y dicen que ojalá que lo maten, por asesino.
Acá se desea la muerte como si nada, y como si nada se ejecuta el asesinato.
Y si violan a alguien, o lo secuestran, o lo maltratan, o lo torturan, o lo roban, o lo que sea, decimos "qué pesar" y "pobrecito", y claro, "ojalá maten al que lo hizo". Entendemos el mundo y su maldad desde el pesar y la venganza, poco más.
De una u otra manera uno se medio acostumbra a eso, y se hace el indiferente, pues no serlo es sufrir demasiado en un lugar donde pasan todos los crímenes imaginables. Y naturalmente, con lo difícil que es vivir, sufrir por ajenos sería mucho peso por cargar.
Entonces aparentemente eso desarrolló una facilidad para hacer chistes sobre la tragedia, que además hace parte de la naturaleza humana y por eso la 'tragicomedia' existe, y en un país sumido en la tragedia constante, la regla de 3 es directa: también hacemos más chistes.
Pero crecer en Colombia también era ver cómo la indignación, el dolor, el trauma y la desazón se volvían sentimientos nacionales y palpables cuando un niño era la víctima.
Porque con la niñez sí nos acordamos de Dios, y la frase que se escucha es "los niños son sagrados".
Un niño no se toca, ni se violenta, ni se maltrata. Un niño no debería nunca tener hambre, ni sufrir. Los niños deben ser protegidos del mal que dejamos. Los niños son lo más preciado que existe y sobre todo: ¡con ese tema no se jode!
Eran dos temas intocables: los niños, como ya dije, y Dios.
Es fácil notarlo: celebramos que nace el niño Jesús, quien a su vez es Dios, y decimos el niño Dios. Los niños para nosotros son la representación de Dios, y por eso ni los niños ni Dios son objeto de chiste.
Así siempre fue, pero es que Dios es una energía, un concepto, algo que no se ve y que no se puede asimilar desde una lógica racional. Para aproximarse a algo así de complejo están los recursos: el humor, la meditación, rezar, etc.
Quedó así como único tema sensible la niñez.
La niñez no es un tema complejo a comparación de una deidad. Todos fuimos niños, sabemos que existen, los creamos y parimos, los criamos y educamos. Lo entendemos tan bien que lo escribimos en todos los libros de leyes, derechos y deberes. En todo el mundo el niño se cuida.
Hoy en día ayuda mucho comprender, así sea un poquito, la lógica de las redes sociales y el funcionamiento del dichoso algoritmo porque permite sospechar que lo que se lee no es lo que piensa la mayoría, así como saber que el mundo no es Twitter ni su tendencia.
Comprender eso te salva de esa sensación abrumadora de que hay una mayoría de acuerdo con algo, y te recuerda que escuchar a una mayoría decir algo no es lo que traduce la realidad del mundo. Y así se sea consciente de eso, uf, cómo pesan las mayorías. Te ponen a escribir.
Entonces la mayoría que tengo cerca está hablando de pedofilia como si fuera cualquier bobada. Usan el humor para acercarse a un tema sensible, asumo que para poder hacerlo sin sentirse mal, pero con ese humor desnaturalizan la gravedad de un hecho. Y volver un crimen un acto de comedia extendido que hay que ordeñar y ordeñar porque les da likes y la sensación de que son chistosos y observados en serio me desubica un montón, pues creí que habíamos trazado al menos un límite, que estábamos de acuerdo en una sola cosa: con los niños no se jode.
Ahora se jode con los niños. Con la lista fingen interés como la fingen con la guerra o la crisis climática o la inflación o las masacres o la tauromaquia o los secuestros o los feminicidios o la corrupción, para mañana olvidarse, esperar el nuevo tema, hacer chistes todo el día y seguir.
Y como ya es oficial que nada importa y nada es sagrado, ¿qué sentido tiene el mundo?
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