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Juanagogo: la derrota del incel

  • Foto del escritor: Robs
    Robs
  • 6 abr
  • 6 Min. de lectura

Texto cruzado entre un concepto que se puso de moda por una serie de Netflix llamada Adolescence (que no se puede recomendar más y no puedo recomendar más) y un perfil hecho sin la suficiente información del hombre más hombre de nuestros días, el señor Juanagogo.


Columna de El Español con un título y lead mentiroso. Los incels no tienen razón.
Imagen sacada de Twitter de lo que parece es un artículo de opinión (que no leí porque había que suscribirse) de un hombre probablemente frustrado después de verse Adolescence, la nueva serie de Netflix que habla del tema.

No sé cómo comenzar este texto sin comenzar por la conclusión: esta cosa del 80/20 es una completa mentira, la imagen de arriba es una sinvergüencería.

La regla, que más que regla es una cifra inventada, como cuando digo que el 99 % de los que prefieren a Cristiano Ronaldo sobre Messi no saben jugar fútbol, dice que el 80 % de las mujeres del mundo están interesadas en el 20 % de los hombres. Obviamente esta cifra se la inventó un hombre, y lo que quiso decir es que ninguna mujer se va a fijar en él, pero sin querer reconocer que es por culpa de él. Obviamente negó su falta de cualidades y le echó la culpa a las mujeres, y obviamente no sabe que no tiene que tener tantas cualidades como cree para que una mujer se fije en él.


Complemento: lo que la cosa del 80/20 da a entender es que las mujeres tienen un prototipo fijo y exigente de lo que esperan de un hombre; que sea hermoso, coma bien, mida más de 1.80, se vista así o asá, invite y pague la cuenta, sea valiente, chistoso, lo haga rico, tenga pelo abundante, etc etc. Que básicamente (casi) todas quieren con Maluma y sus similares y nadie más. Y argumentar por qué es mentira es muy fácil, pues basta con haber hecho tres nimiedades en la vida: escuchar mujeres, leer mujeres y salir a la calle prestando atención.


La realidad es que la mayoría de mujeres están con hombres feos, pobres, pequeños, calvos, sin gracia, aburridos, sin habilidades, introvertidos, flacos, gordos, con los tenis sucios, sin reloj, que no usan perfume, sin dientes, orejones, narizones, sin patrimonio, sin carro, que se enojan fácilmente, tienen alguna adicción ridícula, no les prestan atención por ver un deporte y tienen el pene deforme, pequeño, no culean bien, no ubican el clítoris y están más preocupados por eyacular que por hacer disfrutar a su pareja. El contraargumento fácil a esta realidad es que las mujeres están con hombres así porque no tienen de otra, pero resulta que ellas nacieron con una especie de condición natural que las hace ver lindo lo que es feo y tolerar en demasía cosas que el hombre, en cambio, no le toleraría a una mujer.


De nuevo, salir a la calle, escuchar, leer: la mujer flaca y hermosa no puede engordar porque su novio gordo y feo que nunca se ha preocupado por cuidar su figura o hacer deporte la dejaría de ver linda, y la cambiaría por una más joven y flaca y hermosa. La mujer, por alguna razón, es capaz de ver esa barrigota peluda, decirte "mi osito hermoso" y acariciarte esa panza horrible con cariño hasta que te quedes dormido.


Lo que sí ha venido pasando es el feminismo. Lo que sí ha venido pasando es que muchas sí se empezaron a dar cuenta que se estaban conformando con nada; no poco, no lo mínimo, nada. Y los únicos hombres que están preocupados por este nuevo nivel de exigencia del sexo femenino son los que no sirven para dar lo básico y fundamental: buen trato, trato humano, trato decente, trato empático.


Afortunadamente no todo está perdido. En este mundo educado por Tik Tok, que pregunta por Tik Tok, que aprende en Tik Tok y que todo lo entiende no a través del texto científico e informado sino a través del meme, apareció un héroe: JUANAGOGO.



En sus redes sociales lo que hay es una infinidad de videos donde sale su cara y una pregunta que él responderá. La única persona que tendrá fotos de él debe ser su mamá, pues en redes solo puedes encontrar videos. Es una forma de anunciar que él existe en el movimiento, y que así mismo mueve el mundo a través de su palabra.


Ojeroso, con gorra (él seguramente le dice cachucha), un bigotico cantinfludo más gris que negro y un pelero que te deja saber que es de Medellín, dato que se termina de confirmar apenas el hombre abre la boca y suena ese acento inconfundible, ese que se forma en la mayoría de sectores de la ciudad y deliberadamente la televisión nacional ha opacado para priorizar ese acento con siseo, canto y arrastre.

No es un screamer, es Juanagogo, el hombre más sabio de la época.
El hombre que más sabe se ve así.

Con la foto queda claro: es un tipo feísimo. A pesar de eso, al mostrar una claridad y sapiencia respecto al tema de la sexualidad y las relaciones interpersonales hombre-mujer, por dar en cada respuesta luces sobre asuntos básicos, el ilustre emprendedor tiene cada vez más mujeres comentándole o mencionándolo diciendo que lo ven lindo. No le sorprende porque él mismo lo ha dicho: la mujer le presta atención si usted tiene carisma. Y lo mejor de ese dato es que el carisma es una cualidad tan ambigua que casi que solo existir es ser carismático, la cuestión es dar con alguien que lo perciba así. ¿Es eso un problema? No, porque este mundo tiene mucha gente, y prácticamente todos están mendigando y queriendo amor, atención y placer.


Juanagogo es el pilar central, comandante y último bastión en contra del incelismo. Ha liberado a miles de hombres de inseguridades que se inventaron solitos, o que se creyeron por escuchar demasiado a unas cuantas que tuitean y tiran cualquiera porque da likes, y no por escucharlas realmente. En esta dinámica de coquetear, conquistar y coronar hay que aprender cuándo alguien está diciendo algo en lo que cree y cuándo simplemente está diciendo algo y ya.


Ese 80/20 es más bien un 80/75. Ese 80/20 estaría más cerca de ser real si se refiriera a los hombres, porque somos los hombres los que nos andamos fijando en un prototipo similar de mujer, y esa mujer en la que nos estamos fijando sí tiene un estándar mucho más elevado. Y aun así, no todas, incluso dudo que sean la mayoría. ¿Han visto el novio (¿o esposo?, no sé) de Selena Gómez? Decir que está con él por la plata es desconocer la cantidad de plata que tiene ella, y por su físico claramente no es, pero ya hay suficientes videos de ella y él demostrando que es un hombre que la escucha, atiende sus necesidades y la cuida. Es una persona carismática, y con eso alcanza.


Crecer como hombre fue vivir escuchando que las mujeres son dramáticas y se hacen las víctimas de todo y descubrir que es al revés.


La mayoría de personas que consultan a Juanagogo son hombres, y él con esa naturalidad pasmosa con la que elocubra y responde, armando oraciones donde juega a ser un comediante, un sensei, un erudito (opino que lo es) y un vendedor (lo único que sin duda sí es), se atreve a regañarlos y guiarlos. Los vuelve el hombre que decimos que somos, uno práctico, centrado y caballeroso, y los (nos) saca del drama y la autoinflicción de que nadie nos querrá si no somos increíbles.


Le habla al hombre como el hombre requiere que le hablen. Le explica los males a los que se ha sometido por elevar sus estándares por culpa de la hipersexualización, le quita el velo del engaño de sus ojos para que note con facilidad que esa mujer por la que sufre no lo quiere, le demuestra con argumentos a todos que no alcanza con ser bello, inteligente y millonario, le anima a que le gusten las mujeres y no solo los cuerpos, le habla de feminismo sin nombrarlo así y sin que se dé cuenta y probablemente sin que él mismo se dé cuenta, porque para él la cosa no es más que simple lógica (cosa que el feminismo es).


Juan, la única parte de su nombre que es real que conozco, es el propietario de una tienda de objetos sexuales. Nada más agradable que alguien trabaje en lo que es experto. Cada video que sube es viral. Posiblemente pocos de esos miles saben que vende instrumentos que son una "solución efectiva para agrandar tu picha", como por ejemplo una bomba de succión que "corrige la curvatura de la picha, engrosa, alarga y quita la impotencia, te la pone mas venosa y no se te cae con nada". Juan ha separado su conocimiento de su trabajo, sin buscar clientes para su negocio sino escuchas de su filosofía.


A mí me alegra que alguien así se haya hecho un lugar en ese pozo pirañudo digital donde hombres acomplejados odiaban mujeres y mujeres fingían que odiaban a los hombres más de lo que ya lo hacen. Juanagogo llegó a mediar y resolver, redujo las tasas de machismo un poquititititito, invitó a culear a todo el mundo como si fuera Freud, le ha dado alegrías a miles de mujeres que ven cómo los hombres de sus vidas son cada vez mejores hombres y le plantó cara a los incels al derrotarlos ofreciéndoles ayuda.


Lástima que parchó con Westcol, pero que haga lo que quiera. A los ídolos nunca hay que exigirles perfección.

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