Prodigio

Naciste y dijeron que tienes lindos ojos, que casi que llegaste y ya estabas con ellos abiertos. Dijeron que es un caso de esos pocos, que los que llegan no suelen abrir su mirada porque, según creen los brujos de la aldea, los antepasados que los nuevos bebés guardan en su interior les susurran desde adentro directo a la cabeza que no vale la pena ver lo que hay por ahí.

Dijeron que eres toda una rareza, con esa clase de gesto que hacen los que no entienden las novedades, pero la primera persona que te amó les recordó a todos en la sala: toda rareza es prodigio y todo prodigio trae su significado. La sala enmudeció. Esa frase lapidaria congeló el tiempo pero no el movimiento y todos cruzaban laberintos de aire para mirarse y tragar aire seco porque la verdad que entra como puñal no se logra refutar. La sala reconoció que eres prodigio.

Naciste y años después conservas los lindos ojos; sigues con ellos y siguen abiertos. Siendo un caso de esos pocos, viste a pesar de los brujos y sus consejos, te diste cuenta que tenían razón, pero no cerraste los ojos. Prodigio, suceso extraordinario y maravilloso que no puede explicarse por las leyes regulares de la naturaleza, ignoraste tu parpadeo y seguiste mirando con tus ojos que abres corriendo del todo sus cortinas. Y cuando me viste, con ojos abiertos, me abriste los brazos. Toda una rareza.

Hoy veo tus ojos, tus manos, tus partes de mujer y llego, como el último que llegó a amarte, a recordarte que toda rareza es prodigio y todo prodigio tiene su significado y tú significas, mi amor, todo.

Escrito para Nana el 12 de diciembre de 2022, pero pudo haber sido escrito ahorita y seguir sintiéndose igual de honesto.